Parte 3: Buscando salida
-Hora de largarse.
Corrieron a la escalera, Jusál llegó primero y empezó a bajar, detrás Guirba, pero cuando este pisó el primer escalón, se produjo otro temblor, la escalera resbaló por la pared. Guirba consiguió agarrarse al borde y trepó al acueducto. Jusál se soltó de la escalera y cayó al andamio sobre la garrafa.
-Sujeta la escalera- gritó Guirba, viendo que la escalera se iba a caer al suelo, pero Jusál no reacciono a tiempo. Vio como la escalera caía lentamente y se partía al chocar contra el suelo.
-¡Mierda!
-No te preocupes voy a buscar otra escalera.
-Date prisa, que ya ha empezado a salir lava.
Miró hacia el cráter y vio como los ríos de fuego iban alargándose, bajó la vista y observó como Jusál acababa de tocar suelo y corría hacia las calles. “Dios, que no tarde mucho” rezó.
Pasaron diez minutos y sus suplicas no fueron escuchadas. Los temblores se sucedían uno tras otro. Podía sentir que el calor empezaba a abrasarle y su compañero no aparecía. El sudor resbalaba por su cara, caía y se evaporaba antes de tocar el suelo.
No pudo aguantar más y corrió huyendo del río de fuego. Podía auxilio tan fuerte como podía sus seca garganta. Con la vista nublada y las piernas fatigadas, buscaba una salida.
-Aquí, chico, aquí- escuchó unas voces, se asomó y vio tres hombres sobre otro andamio- salta aquí, nosotros te cogeremos- le decían. ¿Serían imaginaciones suyas? No lo sabía, pero no tenía otra opción.
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