Sentir el fuego prenderse,
La chispa al chocar las miradas
Inició en su interior el incendio,
Como un volcán lleno de lava
A punto de romperse.
Hay preguntas en silencio y hay consentimiento,
El volcán estalla violento.
Agarrones, tirones, contacto,
Achuchones, impactos.
Serpientes hipnotizadas, entrelazadas,
Girando en un equilibrio extraño.
Los ojos cerrados,
Dejándose guiar por el gusto,
Por el olfato, por el tacto.
Los cuerpos giran,
Las manos exploran
Y la lengua excava,
Encontrando sitios sugerentes
Y buscando lugares más íntimos
Donde seguir explorando.
Ebullición, húmedo ambiente,
La fusión de los dos cuerpos cae
Pero no son conscientes,
Se arrancan las fronteras de tela y ruedan.
Palpan, lamen, muerden.
Luchan por alcanzar la bandera del otro,
Y encuentran la manera.
Las caras se vuelven a encontrar.
Gritan, gimen, sudan.
Las miradas cómplices acompañan el ritmo del tambor
Al entrar en territorio salvaje
Se transforman en animales
Y liberan a las fieras indomables que contienen en su interior.
El tiempo se dilata y se contrae el espacio.
Tensión inestable que explota
Y el tambor da unos últimos golpes al charco.
Sonrisas, caricias, besos,
Susurros y abrazos mientras se acurrucan.
Dejan marcharse a la magia
Y dejan entrar al sueño.