Media hora allí esperando,Media hora dando vueltasEn aquel triste escenario,Bajo la luna, roja, sangrienta,El sol se marchó hace rato.Media hora de letargoEn el sopor de un ensayo,Media hora recitandoRazonando las mil paranoiasQue regurgita mi boca.Media hora en solitarioDescubriéndome
a mi mismo,Actuando cual tarado
En el recital de sus delirios.Media hora. Tiempo agotado.
Una situación inesperada.Me quedo sin palabras y sin actosCuando veo que la vidaMe obliga a dar el salto.Tan de repente. Tan de improviso.No se si lanzarme sin comprobar bien donde piso.Todo se ha vuelto inestable,No se si al pararmeCaeré antes al abismo.Mis piernas tiemblan,No me decido.Si salgo sanoOs contaré lo sucedido.
Caigo, y me vuelvo a levantar a duras penas,Sangre en mis manos, la piel quedó en la arena,El Sol deslumbra y asfixia, el suelo quema,Pero puedo ver, allá a lo lejos, la ansiada meta.Corro, y recuerdo las andanzas y los percances,El camino tortuoso donde perdí mis lastres;Recuerdo a Homero, a sus bestias, sus titanes,Peores monstruos se me han puesto por delante.Miro al horizonte, donde el mundo se hace infinito,Y descubro lo que ya sabía desde un principioEl oasis que creí meta no es mi ultimo objetivoSólo el final de una etapa, un descanso concedido.Salgo del fuego, avanzo hacia el nuevo reino,Una majestuosa dama, toda cubierta de hielo,Me da una fría bienvenida con su gélido aliento;Todo se para, el tiempo, mis movimientos.Nada, no hay nada, ni siquiera aire negro,Anhelo saber a que me enfrento, pues no lo veo,¿Soy yo mi enemigo? ¿Por qué me temo?Acaso no podré vencer a mi alter-ego.